lunes, 8 de octubre de 2012

Avanzan los medios, pero la inteligencia humana sigue como en tiempos de Wells

Por Blanca Padilla


Iztapalapa, México. D. F., a 8 de septiembre de 2012.-Tres por lo menos son los asuntos en los que es necesario reflexionar luego de la psicosis colectiva ocurrida este jueves en municipios mexiquenses como Nezahualcóyotl, Los Reyes y Texcoco y la delegación Iztapalapa, al esparcirse por las calles y las redes sociales el rumor de que una horda venía por las saqueando comercios y golpeando a la gente.
En primera instancia, algo sobre lo que ya se ha venido discutiendo, pero que es muy grave: la falta de credibilidad de la sociedad en las autoridades y en los medios de comunicación tradicionales. 
La ciudadanía creyó más en lo que decían otros ciudadanos en las redes sociales que en lo que decían locutores o conductores de programas de televisión acreditados, quienes sostenían que no pasaba nada.  
La percepción ciudadana tampoco cambió en nada, aún cuando aparecieron a cuadro la Delegada de Iztapalapa o los jefes de Seguridad Pública del Distrito Federal y del Estado de México, desmintiendo que hubiera saqueos y gente asesinada.


Lo segundo es la falta de preparación tanto de ciudadanos como de autoridades y de medios de comunicación para actuar en casos como este, a pesar de ya tener, por lo menos, dos experiencias: una ocurrida en Cuernavacaen abril de 2010 donde presuntos narcotraficantes establecieron un toque de queda que inmovilizó a la ciudad y, otro en Veracruz, en agosto de 2011, donde se difundió por Twitter una supuesta amenaza de bomba en el Puerto.
El tercero, es la urgencia de saber quién y con qué fines inició este rumor en un momento tan difícil como el que vive el país, con una fallida guerra contra el narco, una discutida sucesión presidencial  y un movimiento social que ha llamado a la desobediencia civil.
Iztapalapa, colonias colindantes con el Estado de México.

En Iztapalapa, la policía si patrulló la zona. Sin embargo, en lugar de contribuir a la calma, aumentaron la angustia de la gente. "No decían nada, solo se limitaban a hacer sus recorridos, salvo en algunas colonias en las que les dijeron a los vecinos que mejor se resguardaran para evitar percances mayores, pues estas situaciones suelen aprovecharlas los delincuentes", comentó una vecina de la Avenida Ermita.
“Sólo hasta que les preguntábamos qué pasaba, nos decían algo”, comentaron vecinos de Ampliación Santiago, cerca de Cárcel de Mujeres.
“No me quise quedar encerrada, porque pensé que no debía dejarme dominar por el miedo y entonces salí de mi negocio y fui a la subdelegación, paré a varios patrulleros y les pregunté qué pasaba”, comentó Graciela Narváez, una líder de la colonia Xalpa, en Iztapalapa. 
“Ellos me tranquilizaron, me dijeron que según el monitoreo de las cámaras que se encuentran en la zona no pasaba nada, que solo en Chimalhuacán había una marcha, pero que era normal”, agregó.
“Compartí esta información con las vecinas que corrían llevando de la mano a sus hijos y se escondían en cualquier comercio o portón que hallaran abierto, pero ya no entendían razones, hasta se pusieron violentas conmigo”, dijo.
De la misma forma, en Twitter, desde las cuatro de la tarde  Seguridad Pública desmintió el hecho, pero eran más los twits de ciudadanos en sentido contrario. Se hablaba de comercios saqueados y quemados y de gente asesinada.
Las llamadas telefónicas a familiares y amigos tampoco se escatimaron. “Mi cuñado, un judicial, me habló y me dijo que tuviera cuidado al llegar a mi casa, porque los de La Familia habían amenazado con asaltar comercios”, comentó un vecino de Neza.
“Una amiga de  Chimalhuacán me habló para decirme que allá si habían saqueado varios comercios y a mis hijos los sacaron de la escuela por temor a que pasara algo más”, comentó otra vecina de Iztapalapa.
Nada de esta avalancha de información pudo detenerse o contrarrestarse con información que para la ciudadanía fuera confiable. Ni medios ni autoridades hicieron nada contundente. 

El periodista Carlos Loret de Mola retaba a su auditorio para que le enviaran pruebas de lo que se decía en las redes. La infraestructura de Televisa parecía no existir. "El reportero que cubrió la guerra de Irak no puede trasladarse a Neza", escribió un twitero.

 
Las autoridades se conformaron con aparecer unos segundos en televisión para según ellos tranquilizar a la gente. Fue hasta un día después cuando la delegada de Iztapalapa, Clara Brugada, emitió un volante en el que insta a la ciudadanía a no dejarse engañar por estos rumores y evitar reproducirlos. Por cierto, el teléfono que da para cualquier duda es el 56 85 40 22.
Sin embargo, no basta con hacer llamados o con emitir volantes, este caso nos habla de la urgente necesidad que tienen la ciudadanía y las autoridades de contar con medios de información e informadores confiables. Entre los vecinos de Iztapalapa ya se habla de redes ciudadanas responsables, ojalá se hagan.
Las autoridades y los medios tradicionales se conforman con culpar a las redes sociales de hechos como este, pero ninguna sociedad que confié en sus autoridades y en sus informadores hará caso de extraños. No tiene la culpa el medio, ni el mensaje, sino el clima de desconfianza que han generado los propios informadores y políticos con su actuar y, también, la inmadurez de la ciudadanía ante el uso de la Internet, este nuevo medio. 
Con lo ocurrido este jueves en Iztapalapa  y municipios del Estado de México, se demuestra que nuestra capacidad de respuesta, ante eventualidades informativas, está igual que en tiempos de Orson Wells, cuando todo mundo en Nueva York le creyó a este “enfant terrible” que los marcianos invadían la tierra.

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