Por Blanca Padilla
Los últimos 50 años en México han sido de crisis recurrentes: los salarios cayeron, la movilidad social retrocedió: la clase media casi desaparece. Los gobiernos priorizaron preparar a los mexicanos para empleos en maquiladoras estadounidenses, ampliando la brecha entre ricos y pobres. Estudiar en la Universidad dejó de valer la pena. ¿Por qué invertir años para finalmente lograr un trabajo mal remunerado? La pobreza en México es laboral y por ingresos, las empresas pagan lo mínimo y la mayoría lo aceptan pormiedo a perder el empleo.Para 1960 comenzaron a llegar trasnacionales que vienen a dominar la sustitución de importaciones. Los empresarios nacionales perdieron terreno: permanecieron en ramos menos dinámicos o sólo como socios menores de trasnacionales. Se formaron cámaras industriales y comerciales con capacidad de veto al poder político.
Entretanto, el poder adquisitivo de la clase trabajadora disminuía día con día. Para 1970, los sueldos e ingresos de los trabajadores cada vez fueron menores en el Ingreso Nacional. México vivió la distribución de ingresos más inequitativa de América Latina.
A partir de 1982 se revirtió la tendencia del aumento salarial. De esa fecha al 2000, el salario mínimo perdió 75% de su valor. En tanto, la burocracia sindical charra mantuvo la disciplina de sus bases. Los salarios caían, pero muy pocos trabajadores protestaban.
Los salarios dejaron de caer a partir de 2000, pero se mantuvieron bajos
hasta 2018, cuando llegó Andrés Manuel López Obrador, quien ganó la presidencia
bajo el lema, “primero los pobres”.
Entre 2020 y 2021, con la pandemia de Covid 19 que paralizó a la economía,
México no creció, pero se mantuvo.
Bajo este gobierno, hasta la fecha, se han decretado aumentos reales al salario mínimo. El mayor en 2023, de 20%. Es decir, ahora es de 207.44 pesos por día.
Una cantidad muy baja todavía, si consideramos que el mínimo por hora en
Estados Unidos es de 124 pesos o 7.25 dólares. Pero, mucho más alto que los
77.04 pesos que se ganaban en 2017.
Así también, en 2019 se aprobó una reforma laboral que modificó las condiciones de existencia y operación de los sindicatos. Y, también se prohibió la subcontratación (outsoucing), aunque no se ha erradicado.
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