martes, 4 de julio de 2023

INCLUSIÓN FINANCIERA, ESTRATEGIA DEL BANCO MUNDIAL PARA SUPERAR LA DESIGUALDAD O PARA GENERAR MÁS POBREZA

Por Blanca Padilla

El Banco Mundial plantea la inclusión financiera como un medio para superar la pobreza y la desigualdad en países como México. Pero, la pobreza sólo puede erradicarse con inclusión y justicia social. Es decir, cuando toda la población de un país pueda acceder a:



  •        Empleo digno y bien remunerado
  •          Educación gratuita, accesible y de calidad
  •          Servicios de salud gratuitos de calidad
  •         Vivienda digna
  •         Tiempo y recursos para esparcimiento
  •         No discriminación
  •         Alimentación sana y equilibrada
  •         Ambientes sanos
  •         Una vida libre de violencia
  •         Seguridad
  •         Respeto por la pluralidad
  •         Internet ubicuo y gratuito

 Sin estas condiciones superadas, la inclusión financiera puede hacer muy poco para superar o erradicar la pobreza. No tiene caso ante personas que no ganan lo suficiente para ahorrar o invertir o que, por su nivel de ingresos y perfil de riesgo, nadie les aprueba créditos y, si lo hacen, sólo les servirá para adquirir una deuda impagable.

Y es que, la pobreza en México ocurre por ingresos insuficientes. De acuerdo con el estudio “Precariedad en las alturas” de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, en México hay 49.5 millones de personas pobres porque, de los 58 millones de personas ocupadas en 2022, 61% no alcanzaban un ingreso suficiente para superar el umbral de la pobreza. Esto equivale a 35.5 millones de personas que no pueden cubrir con su ingreso el costo de dos canastas básicas.

 

Y esto no incluye únicamente a quienes trabajan en la informalidad. En el sector formal, cuatro de cada 10 personas no acceden a un salario suficiente. Es decir, de los 21.7 millones registrados en el IMSS hasta marzo de 2023,  8.7 millones viven en la pobreza.

 

 

BANCO MUNDIAL INTERESADO ÚNICAMENTE EN ENRIQUECERSE Y SERVIR AL GRAN CAPITAL

 

Desde su fundación, el Banco Mundial se ha caracterizado por apoyar al gran capital. Lo primero que hizo fue dar créditos para la reconstrucción de Europa, tras la Segunda Guerra Mundial. Luego, en los años 70, concedió préstamos a países en vías de desarrollo. Justo cuando estos se proponían integrarse al bloque comunista. Entonces, sus “apoyos” a estas economías sólo fueron medidas contrainsurgentes dictadas desde Estados Unidos. 

De ahí en fuera, el BM nunca ha realizado préstamos para mejorar la salud, la educación o la distribución de la riqueza. Para esta institución, la pobreza de naciones en desarrollo es una desventaja y una amenaza para las economías consolidadas. Sólo le interesa financiar proyectos rentables en infraestructura, minería y transporte, principalmente. Sólo hace préstamos a países cuya renta anual por habitante supere los 965 dólares. Igual que los bancos, sólo presta a los ricos.

Entonces, ¿por qué le interesa al BM que la población más pobre de los países en desarrollo acceda al sistema financiero a toda costa? Porque sólo ve a estas naciones, que antes fueron colonias, como una masa de consumidores de la que esas grandes potencias industrializadas, que antes fueron colonizadoras, pueden sacar provecho. Y este propósito será más fácil y lucrativo si esos consumidores se integran al sistema bancario de cada país.


La bancarización es lucrativa, basta pensar en los nuevos modelos de negocio como el Open Finance, que se basa en la recopilación e intercambio de datos bancarios de los usuarios para construir nuevos productos y servicios financieros adaptados a la situación y necesidades financieras específicas de cada usuario.

 

Y esto es grave, cuando estas empresas ya están haciendo negocios con esos datos y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ni siquiera tiene datos del número de instituciones financieras que lo hacen. Esto deja desprotegidos a los usuarios.

Entonces, al BM no le interesa el bienestar de la población ni erradicar la pobreza sino crear consumidores adecuados a los nuevos tiempos. Y los gobiernos de estos países subdesarrollados le colaboran.

La CNBV, junto con otros organismos encargados del sector financiero en México, se han propuesto desarrollar planes de trabajo para llevar a México a la meta de lograr la inclusión financiera universal. No sabemos en qué sentido o hasta que punto puedan lograrlo porque, en los hechos no puede haber inclusión financiera si antes no hay inclusión y justicia social. Abrir una cuenta bancaria o acceder a un crédito para consumo no sacará de la pobreza a casi 50 millones de personas que batallan día a día para sobrevivir con sueldos de miseria. 

 Además, en todo esto, la sociedad civil está excluída. Nadie la ha consultado. No tiene ninguna participación en los planes y programas de la CNBV. El gobierno mexicano, como siempre, le está haciendo la mitad del trabajo al BM y a las empresas trasnacionales para que encuentren un mercado a modo sin importarle las implicaciones sociales y de seguridad económica y de todo tipo que esto implica.


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