Por Blanca Padilla
La ausencia de seguridad hace que lo que digan los otros, o más comúnmente las otras, se convierta en ley para las mujeres. Esta manera, culturalmente normalizada, de someterse al juicio ajeno y de ser juzgadas, genera un círculo vicioso o una espiral hacia abajo que las somete cada vez más, hasta anularlas.Revelación
Lo primero que olvidé es que para los otros “no soy una dama”. Entonces, él tenía derecho a violarme y yo no a defenderme. Por eso nadie me comprendió.
“Ellas soy yo”. Suena a canción de Gloria Trevi, pero no, eso me decía yo en mi sueño mientras veía la escena de un video en la que un hombre guapo, al que yo intuía importante para mí, aunque no lo recordaba, me abrazaba.